Me levanté muy temprano, tenía un cuarto para mi solito, así que sin pudor ni nada me dirijo desnudo a bañar. Bajo a desayunar, no muy bueno el desayuno como los hostales anteriores pero cumplió su cometido (pan, mermelada, chocolate y el clásico cuernito con jamón). Me dirigí al metro y luego a la estación de trenes.
Tomé el tren para que me llevara a donde se encuentra el palacio de Versalles. Creí que era como los trenes que van de "pueblo en pueblo" en donde ya ni era necesario comprar boleto porque el pase que tenía ya lo cubría. En este caso debí acercarme a la taquilla, mostrar el pase y me dan gratis el boleto, éste boleto sirve más bien para salir de la estación una vez llegado al destino. Debido a que no lo hice, una vez llegando a la estación me dí cuneta que las salidas eran reguladas como en el metro de acá del DF. Si no inserto el boleto no me deja salir.
Me salió lo chilango y aproveché el momento en que nadie me viera para "saltarme" ese torniquete. No había vigilante ni nadie que me dejara salir al mostrar mi "eurail pass".
Al llegar ya se veía que el palacio es enorme!. Las filas para entrar no eran tan grandes, sobre todo para los extranjeros. Al comprar el boleto de entrada dan el mapa y la misma gente da consejos y en tu propio idioma!!.. Esos señores son políglotas para dar un buen servicio al turista.
Vaya lujos que uno ve dentro de ese palacio, caminar y caminar y caminar y todo el palacio está lleno de maravillas. La capilla y los rituales que hacían los reyes (explicados por los guías) son impresionantes. El palacio tiene una sala de ópera y además hay otra salita (de opera) exclusivamente el los aposentos de la María Antonieta que están fuera del palacio.
Como 3 horas duré caminando dentro del palacio creyendo que era lo mejor de esa visita, pero faltaba recorrer los jardines. La verdad desde el principio lo vi muy grande pero nada que no fuera alcanzable caminarlo. Hay un trasporte de "trencito" que lleva desde el palacio hasta los aposentos de la María Antonieta y pasa por las fuentes y todo. Yo como ya ahorraba los euros porque comencé ya a ser más cauteloso sabiendo que regresando a México no tendría trabajo, decidí conocer todo A PIE.
Los jardines y las fuentes son hermosos. Es un deleite caminar por ahí pero creo que solo de ida. Tan solo con llegar a la mitad de los jardines me hice aproximadamente 30 minutos de camino sin detenerme. El sol ya lo sentía muy fuerte conforme daba cada paso. Al llegar a los jardines de María Antonieta veo que toda la caminada valió la pena ya que no solo son "cuartos" si no que también tiene su propio jardín exclusivo (y hermoso) con su propia villa privada y a "escala" porque las casa son mas pequeñas de lo normal, solo son de ornato.
Para cuando terminé de recorrer esa zona, ya eran como las 2:00pm, tenía una sed como muy pocas veces la he sentido, había un carrito vendiendo botellas de agua de medio litro y que me acerco a preguntar.. y pues no.. a pesar de la sed no quise comprarla porque una botella de agua de 500ml no cuesta 6 euros!!! Al acercarme a la sombra para descansar un poco, vi que la mayoría de los turistas pensaba como yo y todos estaban haciendo una cola (de mínimo 7 personas) para tomar directamente de una llave de agua potable. De esas que uno encuentra así fuera de una casa.
Por la sed, el calor y la falta de euros a todos se nos quitó el asco de ver que todo mundo tomaba de la llave; me formé también. El agua salía fresca y me supo muy rica, toda una salvación, me la puse también en mi cabeza y cuello para refrescarme. Todos hacían lo mismo.
Después de esa hidratación, quedaba el camino de regreso y visitar todos los demás "jardines" que comprende Versalles. Cada uno muy hermoso pero vaya que fue mucho mucho mucho caminar.
Al final, ya al salir me sentía tan cansado y acalorado que por primera vez en mi vida me odié a mí mismo por hacerme caminar tanto. Si vuelvo a ir algún día ahuevo que pago el pinche trencito. Casi sin fuerzas y muy fastidiado, cayéndome gordo a mi propia persona comprendí lo que sienten los demás al viajar conmigo y hacerlos caminar mas allá de sus límites. Desde ese día me prometí ser más conciente en mis viajes cuando lo hago con otras personas. Por eso mejor viajar solo, así solo me enojo conmigo mismo :
De regreso ahora sí fui por el boleto d el tren que me llevó directamente a París. Trasbordé en una estación del metro y ya al hostal, no sin antes compara algo de comer y tomar. Me sentía ya hasta como con temperatura alta por tanto esfuerzo en el día. Gocé de una pequeña botella de vino y atún con pan a la orilla del sena mientras anochecía.
A pesar de estar tan cansado, esa ciudad hace que olvides las penurias y te carga las pilas.
2 comentarios:
ese desayuno suena mejor del que me tocó en el hotel en canadá... amanecí con un hambre groser ay solo había muffins y jugo de naranja.
el jardín se ve enoooorme, ja,ja,ja. a veces a mi con el rayo de sol en mi cabeza me cuesta mucho trabajo caminar mucho
y siii, es carísima el agua enbotellada en otro lado, vd?
yo solo allá si me animé a comprar una porque soy víctima de la mercadotecnia, el envase estaba poca madre
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