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Ese título de éste post es la edad que cumplo hoy y la verdad, este año, más que cualquier otro año, no quería que me lo hicieran mención los de la oficina. Todos mis demás amigos que no son de la oficina son los que me importan. Incluyendo los twitters, lo irónico es que a ninguno lo conozco en persona.

No me siento en el estado anímico como para salir a festejar y hacerles buena cara cuando los de la oficina va a darme mi abrazo. Mejor pedí medio día que tengo derecho para no estar mi lugar de 2X2 lleno de globos multicolores.

Pero la verdad si debería festejar, pudo haber habido una posibilidad de que ya no estuviera acá. Como lo twittié el 25 de Diciembre pasado, por ir a ver correo y twittear antes de irme a acostar, me salvé de que una bala perdida me diera en mi cama!!

Nada mas escuché un golpe y ví a mi gata, que estaba acostada a los pies de la cama, correr fuera de mi cuarto. Pensé que la gata se había alocado y había tirado algo, por eso había escuchado ese “golpe”. Minutos después, ya para acostarme, veo un objeto pequeño metálico en mi cama, lo tomo y veo que era una bala, volteo para el techo y efectivamente veo el orificio que había caído del cielo.

Las personas, para celebrar, lanzan disparos al cielo, pero lógicamente todo lo que sube tiene que bajar, pues baja a una velocidad suficiente como para perforar una lámina de asbesto y un triplay que se encuentra en el techo.



Quizá solo hubiera salido lastimado, quizá ahí hubiera quedado, nunca se sabrá, pero sí tengo la certeza de que gracias a internet y a twitter, me salvé de un buen susto. Por eso, ahora mas que nunca, me opongo a que prohíban el uso de internet en el trabajo; ¿Cómo voy a negar usar algo que tal vez me salvó la vida?



Bueno.. yo espero que para el otro año ya esté mucho mejor, que ni novia ya haya tenido ese trasplante de riñón y que me encuentre nuevamente en camino para realizar mis metas. Solo entonces sí tendré los ánimos para festejar mi cumpleaños.